martes, 17 de marzo de 2009

HASTA LA CIMA




Esa endiablada pista tenía como fin las puertas del cielo. El sol aún tímido, sin querer ser protagonista, iba destiñendo el manto blanco que lentamente dejaba un color verde fresco a cada pedalada. El sufrimiento se apoderó de mi cuerpo, pero a cada vaivén me sentía más feliz, quizas sugestionado por la imagen que esperaba ver desde la cima. A cada sorbo de mi bidón, mi cabeza se iba despojando de un sin fín de problemas, tensiones y cantidad de historias que la "jungla" en la que vivo me proporciona. El sonido de la cadena se mezclaba con el trinar de cientos de pájaros que parecian darnos los buenos días, locos de felicidad. Un aroma inconfundible consiguió invadir hasta mi alma, encinas, jaras y un suave olor a quema de podas, hacían las delicias del final de la subida. Al llegar, el silencio hizo su presencia y el amor a este deporte quedó eclipsado durante unos segundos, la estampa casi indescriptible quedó grabada para siempre... Dedicado para todos aquellos que hayan sentido lo mismo y tengan grabada su propia estampa.

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